Efecto vuelta a casa con los padres

Casas anónimas. ¡Podría ser la tuya!
Un bloque de pisos. Fuente (CC:by)

En España existe un problema.

Como indiqué en otro post, el problema de España son los coches. La prioridad para los jóvenes del país es tener coche y luego ya veremos. Esto nos pone en un aprieto, porque ya hay que pagar 12.000 euros que, como no nos los paguen los padres, hay que trabajar para pagárselos. Y lo malo es que mientras tanto se vive en casa.

El otro día hablaba yo con unos amigos de las excelencias de la independencia y decía que si me quedaba a vivir en España por largo tiempo mi trabajo sería para pagarme un alquiler en un piso compartido. Pero eso en España es tirar el dinero para la gran mayoría de la gente y no una inversión en independencia. La no dependencia con respecto a otros.

Los erasmus, y hablo de Marta y Raquel, me decían que el efecto vuelta a casa era bestial: ¿Quienes son esos tipos con los que estoy viviendo?, decían. No es para tanto, pero sí hay mucho de lo que hablar. Una vez tú y tus amigos os vais a vivir cada uno en su santa casa (aunque sea compartiendo un pisito muy mono en Joensuu, Finlandia) y se da la cuestión de que siempre tienes invitados o estás de invitado en casa de alguien, nadie te da recomendaciones en tu propia casa ni hay horarios de ningún tipo, amén de no tener que dar explicaciones a tus compañeros de piso (se las das si quieres, que no comunicarse con ellos es un rollo, además de que hay que tenerles en cuenta con el mayor de los respetos porque en esa casa todos son iguales) es muy difícil volver a los viejos hábitos y compañías de la casa de siempre.

A saber, cómetelo todo, lávate los dientes y todo lo demás adaptado al año 2006 y la edad del que escucha. Pero el imperativo sigue ahí, y te ahoga.

En realidad todo el mundo quiere salir de su casa, pero es que el español medio no se atreve a pagar el dinero que cuesta la independia. Y con ello se vive con los padres. Viviendo con los padres uno no puede desarrollar plenamente una serie de eventos sociales como son las fiestas, las cenas, el irse a tomar un café a casa de un amigo, a jugar a la playstation o simplemente a hablar. Y eso es porque en el fondo no es tu casa, por mucho que algunos me digan, y no puedes hacer lo que te de la real gana aunque nada haya de malo en ello. Y por eso la gente se independiza sólo cuando tienen parejas y todo se orienta hacia la estabilidad y el tener novio en vez del sano golfeo que hay en otros países, con cada uno en su casita. Nada más cutre hay que haber ligado y no poder ir a tu casa porque hay alguien de tu familia durmiendo en la cama de al lado y el noviazgo se lleva clandestinamente. O peor, los padres entran en juego en cada relación, porque al fin y al cabo vives con ellos.

Y para irse a cenar hay que pagar para irse por ahí. Y a tomar un café lo mismo. Para cualquier ocio es igual. Es la pescadilla que se muerde la cola porque para tener un espacio personal se va pagando poco a poco en vez de tener que pagar por alquilar un piso y tener toda la libertad del mundo. Y si te aburres de tu piso visitas el piso de al lado, que cada uno tiene el suyo.

En un país con una idea en la cabeza ya no se puede hacer mucho. Luego siéntate por una vivienda, pero el culpable es la cultura del comprarse una casa. Y tener un coche antes en vez de una ciudad con bicicletas.

A mí me desespera. Pero como es lo que está establecido siempre es difícil salirse de la norma. Y hay que hacer algo para conseguirlo, lo que ya hecha para atrás a unos cuantos.

Bastantes.