Después de olvidarme rápidamente de lo que era un café malo, ahora me ha vuelto a tocar la gira por los cafés de Joensuu y recordar el sabor de un café finlandés.
Su principal característica es que es muy aguado. A veces da la sensación de estar tomándose una infusión de café, con lo que lo primero que se pierde es el aroma y el sabor. El sabor, además no sólo es menos intenso, sino que directamente es bastante peor. Echando un vistazo a un paquete normal de café se ve que los granos de café molido tienen un tamaño bastante grande, con lo que se les saca mucho menos jugo que a los pequeños.
Es verdad que los finlandeses tienen que importar el café de lejos, pero podrían importarlo mejor. A más de uno le dió dolor de tripa después de tomarlo, yo entre ellos, y por eso nos aficionamos tanto al té. De todas maneras los finlandeses son los mayores consumidores de café del mundo. Eso es un estómago de hierro, y para muestra, una foto.
Este es un poco exagerado, pero casi casi…
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