Central Restaurante en Perú: cenando en Lima
Como ya he comentado alguna vez en el blog, aparte de mucho Finlandia (que sigue encantando), he empezado a escribir sobre otros sitios a los que he viajado y me ha parecido interesante escribir sobre ello. Y no quería dejar pasar la oportunidad de contaros mi visita al Central Restaurante en Lima, Perú.
Si quieres echarle un ojo a una selección de restaurantes de Helsinki, la hicimos aquí, y también hablamos de los restaurantes finlandeses con estrella Michelín.
El Central Restaurante
Un amigo que estuvo allí me lo había contado.
Uno de los cinco mejores restaurantes del mundo (lleva años en torno a la posición 5, uno arriba o abajo) pero a un precio que – ahorrando un poco y si te gusta gastarte el dinero en comer – casi todo el mundo puede permitirse.
También está en la lista de los mejores restaurantes sostenibles del mundo.
El Central Restaurante (website) de Lima es llevado por el chef Virgilio Martinez, y lleva abierto en el barrio de Barrancos – barrio clásico que ha tomado la joven bohemia, un poco como Kreuzberg en Berlín – varios años para deleite de comensales, con gran fama.
Que ha salido en el Chef’s Table de Netflix, en uno de los episodios en los que el Chef Martinez va a visitar a los lugares a los que se provee de ingredientes y muestra el restaurante y su filosofía. Aquí tienes un vídeo.
Reservando en el Central
Justo coincidió que este año el viaje a Perú iba a ser para escapar del oscuro y frío invierno que hay en el norte de Europa. Y que además coincidió con mi cumpleaños.
Entre el buen feedback que me dio mi amigo y que justo podía reservar tan magna cena para el día de mi cumpleaños me hizo dar el paso. Las reservas se pueden hacer a través de su web, y nosotros elegimos no hacer un pago por adelantado.
En la reserva te dan a escoger el tipo de menú («corto» de 13 platos o largo de 16), los cuales tienen como concepto probar alimentos de las diferentes alturas a las que está el Perú.
Mi experiencia en el Central Restaurante
He ido a lugares majetes y probado cosas interesantes durante mis viajes, pero nunca a uno top del mundo.
En pocas palabras: es un poco como lo que nos cuenta el celébrities de Ferrán Adria en «Muchachada Nui» cuando dice «la nouvelle cuisine está… buena. Bueno, está buena y mala a la vez. Quiero decir, ¡no es el recopetín!«
Fuera de broma, la noche fue fantástica. El espacio está muy bien diseñado, con no demasiadas mesas a una buena distancia entre sí, por lo que tiene un buen espacio para disfrutar. Hay una gran ventana a la cocina, donde puedes ver al equipo de cocina casi bailando, ya que conocen muy bien sus movimientos y se siente como si fluyeran por su trabajo. Echábamos un vistazo a menudo para ver lo que estaban haciendo, y para ver a Virgilio en acción, y nos quedamos encantados con esta gran ventana.
El personal es educado y conocedor de lo que se sirve. No tengas miedo de preguntarles nada sobre la comida o de pedir que te repitan algo (ya que a veces el nivel normal de las conversaciones a tu alrededor te hará dejar de escuchar alguna cosa).
En términos de comida, el chef y su equipo juega, aparte de las alturas donde se encuentran los ingredientes, con texturas, temperaturas y otras variables. Los diferentes platos vienen a un buen ritmo, por lo que puede tomarse su tiempo para apreciar los méritos de cada plato sin tener que esperar mucho para el siguiente.
No todos los 16 platos que probamos eran extremadamente ricos y sabrosos y los mejores que hemos probado en nuestra vida: esta es una de las cosas que uno aprende la primera vez que van a un restaurante de fama mundial. El concepto (comida de diferentes hábitats), las técnicas y la presentación juegan un papel importante en cada plato, ya que también son una obra de arte. Pero fue muy interesante escuchar la historia detrás de cada plato y saber cómo se unen todos los ingredientes de un ecosistema dado.
Mis platos favoritos fueron el erizo de mar, cocinado a la perfección y algo que nunca he probado antes. No podía creer algo que parezca un poco alien en un plato, y que no se ofrece en muchos restaurantes, podría saber tan bien. Además me encantaron los percebes que, por lo que pude ver, fueron cocinados con la técnica de esferificación y explotaron en mi boca liberando un sabor increíble.
Parece que el lado más acuático del ecosistema de Perú fue el que me dejó más contento en cuanto a alimentos. Como puede ver en la imagen de las pirañas de arriba
Es como viajar por Perú con tu boca. Y fue una buena vista previa de los platos que probaríamos más tarde en Arequipa, Cuzco, el lago Titicaca … Concretamente, tuvimos una comida en la isla Amanantí preparada por una familia indígena, que utilizaba muchos de los mismos ingredientes que uno de los platos del chef Martínez.
Nosotros estábamos de muy buen humor y pedimos también el maridaje. A pesar de lo fantástico que fue, al final terminamos un poco piripis y perdimos un poco de concentración en los platos, y personalmente creo que no lo pediría si volviera a Central. Pero, por supuesto, depende totalmente de ti.
Pero en cualquier caso, fue la mejor cena de cumpleaños que he tenido.
¿Qué te ha parecido este post? ¿Querrías que nos animáramos a contarte más de nuestro viaje a Perú este enero?
Topics: Viajes por el Mundo | Leave your comment! | Versión para imprimir