Antes de marcharme de Joensuu recordé por casualidad la vieja leyenda de que a Marta se ñe cayeron un par de lágrimas cuando tuvo que cerrar para siempre la puerta de su habitación. Para no volver a entrar más en la que había sido por fin su propia casa y en la que tantas cosas había vivido.
Ni corto ni perezoso decidí que cuando me fuera grabaría el antes y el después de mi habitación en Latolankatu 9H 76c. Con las cosas que había y las que luego desaparecieron. Miguel hizo lo mismo (antes [1] y después [2]), salvo que sus vídeos son mucho mejores por no estar limitados a 30 segundos como los míos. Y por la luz. Y por todo.
En cualquier caso, aquí van.
Antes
Después
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