La hora de la compra
En mi post anterior, durante el vídeo en Lahti podíamos ver en uno de los momentos a un estudiante fancés de intercambio en el supermercado. Nos decía que cogía tomates españoles en el supermercado, pero no porque le gustaran especialmente, sino porque la otra opción de tomates fineses estaba más cara y tiraba por lo económico.
De un tiempo a esta parte, le echo un buen ojo a las cosas que compro en el supermercado. Por ejemplo, aunque prácticamente no compro carne, si la compro suele ser Bio o que venga de una zona cerca de Berlín.
Con las frutas y verduras, que es algo que compro más a menudo, miro de manera especial de dónde vienen a la hora de comprarlas. Últimamente, como digo, no compro verduras que no vengan de otro lado que no sea Alemania. Al principio este tema no me importaba demasiado, pero me acabaron convenciendo de que las frutas y verduras que vienen de otros lugares de Europa necesitan para resistir el viaje y parecer bonitas en su sección del supermercado cierta carga de componentes químicos.
Hará unos meses, compré unos tomates cherry españoles rojos y bonitos, y al cortarlos vi que estaban verdes por dentro, y que de sabor no andaban demasiado bien por mucho que por fuera estuvieran bonitos. Resistir un viaje en camión desde la granja X de España a mi supermercado habitual o bien desde una granja en las cercanías, parece que vale la pena pagar el sobreprecio. Esto también arroja cierta luz sobre cómo reflexioné en su día acerca de la etiqueta de Made in Finland de los productos en los supermercados finlandeses.
Yo por mi parte, me he decidido: compro del lugar en el que esté a no ser que los precios sean prohibitivos. Y si puedo, me los planto en la terraza, que tengo ya un par de tomateras, fresas, romero, albahaca, perejil y salvia que dan gusto ir a coger cuando se está cocinando.
Fresas creciendo.
Bonus track
The Cure – A Forest.mp3 ( sólo escuchar)
Topics: Comida finlandesa, Comparación con España | 6 comments | Versión para imprimir
Tampoco nadie te garantiza en España que las frutas y verduras que compres estén recién cortadas y libres de sustancias químicas añadidas. Que por otro lado no son malas per se.
De todas formas todo lo que he comprado de España ha estado, por norma general, en buenas condiciones, también de sabor.
Me ha gustado mucho eso de tus plantaciones, yo debería apuntarme a eso, que también tengo sitio, pero me puede la vagancia…
LG aus Bayern! Qué bien eso de leerte de nuevo…
Garantizado garantizado nunca está! Pero por lo menos es una especie de regla que funciona en la mayoría de las ocasiones. Las verduras entran por los ojos!
P.S. Esta semana tiene que volverse rojo ya mi primer tomate, y tener otras 6 fresas listas para comer 🙂
Hola:
Desde hace ya unas semanas he descubierto tu blog y la verdad es que está muy currao. Mola bastante.
Yo también he estado de erasmus, pero en Aachen, una pequeña ciudad alemana pegada a Belgica y Holanda. Me siento identificado con algunas de las impresiones que cuentas. Además, también estudio informática, pero en la politécnica de Madrid, que es el peor sitio en el que se puede estudiar.
Hola Juan!
Siento que lo hayas descubierto ahora que no se actualiza tan a menudo, pero encantado de que nos sigas. Un lector más es un buen motivo para seguir escribiendo más y más!
También es interesante saber que, a día de hoy, somos más ex-erasmus que futuros erasmus 😉
Buenas!, ví hace unos días el vídeo-truño de Erasmoos TV… y dios, es interesante, pero a ratos un suplicio, parece q les cuesta hablar.. lo siento, pero me ha dado esa impresión. Y tb es verdad que el guión no se lo han currado mucho..
bueno, y respecto a la horticultura.. supongo que ya habrás recolectado tus tomates!! =D. Yo planté una patata en una jardinera que había por el piso, y acaba de echar flores!!! x’DDD
Impresionada me has dejado con que tengas un huerto en el balcón. Muy buena idea.
Pero si, las veces que he vivido fuera de España las verduras y fruta tenían muy buen aspecto ya que probablemente son las mejores pero como estan recogidas antes de tiempo y mareadas por el viaje no tienen tanto sabor.